Santoral del 1 de Octubre



INDICE

Teresa del Niño Jesús, Santa
Romano "el Melódico", SantoDiacono
Luis Maria Monti, Beato Laico Fundador
Eduardo Campion (Geraldo Edwards), Santo, y beatos compañeros mártires Mártires en Inglaterra
Bavón de Gante, SantoMonje
San Piato de Tournai, Obispo y Mártir
San Wasnulfo de Condé-sur-l’Escaut, Monje
Beato Álvaro Sanjuán Canet, presbítero y mártir
Beato Antonio Rewera, presbítero y mártir
Beata Florencia Caerols Martínez, virgen y mártir
Beato Juan Robinson, presbítero y mártir
Juan de Palafox y Mendoza, Beato Obispo
Cecilia Eusepi, Beata Terciaria Servita
San Nicecio de Tréveris, obispo y confesor

En Roma, san Aretas, Mártir, y otros quinientos cuatro.
En Tomis del Ponto, los santos Mártires Prisco, Crescente y Evagrio.
En Lisboa de Portugal, los santos Mártires Verísimo y sus hermanas Máxima y Julia, que padecieron en la persecución del Emperador Diocleciano.
En Salónica, san Domnino, Mártir, en el imperio de Maximiano.
En Orbieto, san Severo, Presbítero y Confesor.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.


SAN REMIGIO,Obispo y Confesor
Conforme a la santidad
del que os llamó, sed también
vosotros santos en todo vuestro proceder.
(1 Pedro, 1,15).

San Remigio, el gran apóstol de Francia, fue ilustre por la ciencia, la elocuencia, la santidad y los milagros que jalonaron sus largos setenta años de episcopado. Elegido por Santa Clotilde para instruir religiosamente al rey Clodoveo, su esposo, que había decidido abrazar el cristianismo, tuvo el santo obispo el consuelo de bautizarlo, con dos de sus hermanas, tres mil guerreros y muchas mujeres y niños. Destruyó los ídolos e hizo edificar iglesias. Murió hacia el año 533, casi nonagenario.

MEDITACIÓN SOBRE LA SANTIDAD RESUMIDA EN TRES PALABRAS

I. La santidad puede resumirse en tres palabras: abstenerse, sufrir, emprender. Abstente de las cosas ilícitas y peligrosas, y a menudo aun de las permitidas. Prívate de los placeres de esta vida, y gozarás de los del cielo. No hay gozo más dulce, aun en esta vida, que privarse de un placer por amor de Dios. Señor , ¿cómo podría entregarme al placer viéndoos clavado en una cruz? ¡Existe un infierno para los voluptuosos, y me abandono yo a las delicias!

II. Hemos de sufrir ataques de la concupiscencia, del mundo y del demonio. Hemos de sufrir insultos de nuestros enemigos y perfidias de quienes consideramos amigos. En fin, seas quien fueres, te desafío a que me cites tan siquiera un día de tu vida en que no hayas sufrido. Reflexiónalo bien. El mundo es incapaz de satisfacer nuestros deseos, y la inquietud incesante de nuestra alma, en el seno mismo de la abundancia, es una prueba de que só1o Dios puede colmarla. Considera el estado de vida que te plazca, no hay descanso ni en el más oscuro ni en el más brillante. (San Euquerio).

III. Gran obra es nuestra santificación; es menester, para llevarla a cabo, trabajar seriamente por adquirir las virtudes cristianas. ¿Podrías acaso decir que posees alguna de ellas? No te desalientes sin embargo: para ser santo, basta quererlo. Examina qué te impide serlo, y verás que no son sino bagatelas, como aquéllas de que habla San Agustín: Estaba retenido por las frivolidades y las vanidades más miserables.
El deseo de la santidad
Orad por vuestros jefes.

ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la piadosa solemnidad de San Remigio, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de nuestra salvación. Por J. C. N. S. Amén.






Autor: Tito M. Sartori, OSM | Fuente: servidimaria.org
Cecilia Eusepi, Beata Terciaria Servita
Martirologio Romano
: En Nepi, provincia de Viterbo (Italia), beata Cecilia Eusepi, laica, miembro de la Tercera Orden de los Siervos de María, que alcanzó la santidad como catequista y al servicio de los demás en la vida de cada día. († 1928)

Fecha de beatificación: 17 de junio de 2012, durante el pontificado de Benedicto XVI

Cecilia Eusepi nació en Monte Romano (Viterbo) el 17 de febrero de 1910 y murió en Nepi el 1º de octubre de 1928. A los 18 años de su existencia terrena fueron llenos de favores divinos desde cuando tenía 5 años. Hasta 1915 vivió con la mamá en el pueblo de origen. Quedándose huérfana de padre después de casi un mes y medio de nacimiento, la figura paterna fue sustituida por la del tío materno, Filippo Mannucci.

Después de la de la ida del hijo Vincenzo, llamado al ejército a causa de la primera guerra mundial, la mamá de Cecilia, Paolina Mannucci, se trasladó el 6 de enero de 1915 a Nepi en la hacienda La Massa, donde el hermano Felipe administraba, desde 1911, las propiedades de os duques Lante de la Rovere.

Acostumbrada anteriormente a asistir al asilo de las Religiosas de la Sagrada Familia en Monte Romano y a jugar con sus coetáneos, improvisadamente la pequeña se encuentra en la soledad campirana de la hacienda: siendo pleno invierno, en La Massa ve el ánima viva. Todo ello crea problemas a la mamá y al tío, preocupados de la educación de la niña. Así pues el 5 de septiembre, hacia el final ya de los trabajos de la estación, deciden confiarla como interna a las monjas Cistercienses, el cual monasterio distaba unos cientos de metros de la iglesia de los Santos Mártires Tolomeo y Romano, popularmente llamada «del Rosario», parroquia confiada a la Orden de los Siervos de María.

Entró en el monasterio a los 5 años, Cecilia saldrá por primera vez a los 12 a causa de su estado precario de salud. Las demás internas, la mayoría residentes en Nepi, durante los periodos estivos regresaban en su propia familia La única que no dejaba el monasterio era Cecilia, por voluntad sea de la mamá como del tío, deseosos de tenerla lejos del oír blasfemias o discursos tórpidos, fáciles en el periodos de trabajos agrícolas dichas por personas que no siempre tienen temor de Dios. La misma Cecilia agradaba no dejar los amados muros claustrales, porque se había afeccionado a las monjas y quererlas como otras mamás. Entre otra cosa, permaneciendo en el monasterio le era fácil la compañía de las otras internas, que también durante las vacaciones estivas a menudo regresaban llevada por la familiaridad con las monjas educadoras.

Una gastritis obstinada y la epítasis forzaron a Cecilia quedarse en La Massa desde febrero de 1922 hasta el 1º de noviembre de aquel año. En la solemnidad de todos los santos volvió a entrar en el monasterio acogida por las monjas Cistercienses con grande alegría para darle no más el lugar de las internas, sino el del noviciado, con la convicción que Eusepi sería monja de ellas.

El desenvolverse de acontecimientos cambio de rumbo. La muerte de la abadesa, madre Teresa Salvatori, que la había acogido niña, y el sentido crítico que a los 13 años empezó a hacerse evidente llevaron a rever los precedente propósitos, habiendo constatado que en dicha situación no respondía más a los ideales pensado. A ayudarla a salir del monasterio intervinieron nuevamente las enfermedades anteriores, gastritis y epistaxis, a las cuales se añadió la ulcera en el estómago. Del 28 de marzo a 8 de abril de 1923 Cecilia es hospitalizada en Civita Castellana (Viterbo). Después de la hospitalización el profesor Ferretti le impone quedarse por 6 meses en La Massa, haciendo paseos, alimentándose de alimentos fortificante, dadas las precarias condiciones de salud en el cual se encontraba. Dicho régimen dietético tuvo para elle una funesta consecuencia porque se le limitaba cada día recibir la Sagrada Eucaristía.

Durante el verano se inscribió a la Juventud Católica Femenina siguiendo activamente la vida e iniciativas, leyendo el periódico pequeño y viviendo intensamente el programa.
Un día manifiesta a su mamá la intensión de hacerse religiosa con las religiosas Manteletas Siervas de María de Pistoya. La madre habla inmediatamente al hermano, el tío Filippo. Sea la mamá como el tío se pronunciaron absolutamente contrarios a dicho propósito de Cecilia y el tío para quitarle aquella idea, durante el mes de septiembre la llevó a unos parientes en Italia central: Viterbo, Macerata Cagli, Secchiano, Vitorchiano. El resultado de este peregrinar será totalmente negativo, dada la determinación de la sobrina. También el obispo de Nepi, el Siervo de Dios Luigi María Olivares, interpeló a ello aconsejando a Filippo Mannucci a dejar a la sobrina libre de abrazar la vida religiosa.

El 16 de noviembre de 1923 Cecilia deja Nepi, y va a Roma y el 18 del mismo mes llega a Pistoya para iniciar la primera etapa de formación. Terminado los estudios anteriores con los estudios precedentes y lecciones en privado que le impartía sor Guglielma Borsari, futura madre general de la congregación, y en el mes de julio de 1924 aprueba los exámenes de primaria.

Transcurrió las vacaciones de verano en Quarrata (Pistoya) en la asistencia a los niños del asilo, en octubre Cecilia fue enviada a Zara (Yugoslavia). Desgraciadamente los malestares en el mes de mayo de 1925, logra en julio superar los exámenes del primer año de normal. Regresa después en Italia para asistir nuevamente los niños del asilo en Quarrata y en el mes de octubre inicia en Pistoya el segundo curso de magistral, el 3 de marzo de 1926, Sábato anterior a la solemnidad de los Ramos, enferma y durante 21 días esta en cama. Sanada, retoma los estudios y aprueba los exámenes, después va a Quarrata el 31 de julio, el 16 de agosto la madre general la llama a Pistoia, le da la mantellina de las aspirantes y la manda a Maresca, un pueblito de Pistoia a 800 metros sobre el nivel del mar con su tarea de dar clases a 21 niños la primaria. Aquí se verifica la enfermedad que la llevará hasta el final de su existencia: pocos días después de la llegada a Pistoia, donde la visitaron varios médicos que le diagnosticaron la peritonitis con inflamación de los pulmones. Es tan grave la enfermedad que el médico la considera incurable y pronostica el final dramático. Una novena a sor Bertilla Boscardin aleja por el momento la conclusión fatal; sin embargo el médico aconseja enviar Cecilia a su pueblo de origen, en la esperanza que los vientos de su pueblo puedan ayudarle a una curación definitiva.

El 11 de octubre de 1926 Cecilia llega a La Massa, donde se quedará hasta el final de sus días. El encuentro determinante con el padre Gabriele M. Roschin, enviado por el padre Angelo M. Flamini, prior provincial, tuvo el 25 de octubre, a los 14 días del regreso a Nepi. Teniendo promeso a Cecilia que lo habría llevado la santa comunión el día siguiente, le lleno de tanta alegría de hacerle desaparecer la desolación interior del cual estaba afectada. Desde este momento el padre Gabriele asumió la dirección espiritual de Cecilia y la acompañará hasta el deceso, sucedido el 1º de octubre de 1928.

Si usted tiene información relevante para la canonización de la Beata Cecilia Eusepi, por favor escriba a:
Rev. Tito M. Sartori, OSM
Provincia della SS.ma Annunziata dei Servi di Maria
Via Cesare Battisti, 6
50122 Florencia, ITALIA
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Juan de Palafox y Mendoza, Beato Obispo
Primer Obispo de Puebla (México)
y luego Obispo de Osma (España)
Fuente: siame.com.mx

En Osma, España, Siervo de Dios Juan de Palafox y Mendoza, primer obispo de Puebla de los Ángeles y después obispo de Osma. († 1659)

Fecha de beatificación: 5 de junio de 2011 durante el pontificado de Benedicto XVI.

Hijo natural del marqués de Ariza, el decimoprimer arzobispo de México nació en Fitero el 24 de junio de 1600. Los primeros años de su vida era conocido como Juan Navarro porque Pedro y María Navarro, criados del marqués, lo recogieron y adoptaron como hijo suyo. A los diez años de edad, el marqués de Ariza reconoció a Juan quien tomó los apellidos Palafox y Mendoza.

A temprana edad Don Juan mostró interés por dedicarse a la carrera militar, pero, obedeciendo los deseos de su padre, decidió asistir a las universidades de Salamanca y Alcalá.

Los años que pasó en la universidad fueron buenos en el aspecto académico, pero Don Juan también se entregó a los placeres mundanos. De él se dice que era un caballero galante, aunque nunca traspasó los límites de las conveniencias sociales y evitó el escándalo.

En 1626 el Ministro supremo del rey Felipe IV lo invitó a Madrid para que ahí pudiera emplear mejor todas sus capacidades. Tan pronto llegó a la capital española se le dio el puesto de Fiscalía del Consejo de Guerra y poco después la del Consejo de Indias.

Después de trabajar algún tiempo en la Corte, Don Juan de Palafox decidió seguir la vocación eclesiástica. En 1629 el rey lo nombró capellán y limosnero de María de Austria. Debido a este encargo, viajó a Alemania, Italia, Francia, entre otros países europeos.

A su regreso fue presentado como nuevo obispo de Puebla. La ceremonia de consagración tuvo lugar en Madrid el 27 de diciembre de 1639 y a cargo estuvo el cardenal Agustín Espínola, arzobispo de Toledo.

El obispo de Puebla llegó a México el 24 de junio de 1640 y entró a su diócesis el 22 de julio. No sólo llegó a nuestro país con el título de obispo de Puebla, sino también con el de visitador y Juez de Residencia de los virreyes.

En Puebla uno de sus mayores logros fue la conclusión de la construcción de la catedral. En 1649, tan sólo nueve años después de su llegada, celebró la dedicación del santuario.

Durante su gobierno pastoral se erigió el Colegio de San Pedro y San Pablo y logró que el rey le diera a las nuevas instituciones el título de Real. El obispo dotó al Colegio de San Pablo con una enorme biblioteca, hoy conocida como Palafoxiana. De la misma forma, fundó el convento de religiosas dominicas de Santa Inés, un colegio de niñas huérfanas y formó las ordenanzas del hospital de San Pedro.

En esta época España estaba en guerra con Portugal. Cualquier funcionario del que se sospechara tener simpatías con el enemigo sería removido de su cargo. Don Juan, por encargo del rey, se dedicó a espiar al virrey Don Diego López Pacheco Cabrera y Bobadilla, quien era miembro de una familia portuguesa.

El 12 de noviembre de 1643, después de la muerte de Feliciano de la Vega, el cabildo eclesiástico nombró a Palafox de Mendoza nuevo Arzobispo de México. Tan pronto llegó a la ciudad destituyó al virrey por simpatizar con los portugueses y tomó en sus manos el poder civil convirtiéndose en nuevo gobernante de la Nueva España. Cinco meses duró su gobierno como virrey y como Arzobispo de México, tiempo en el cual estableció doce compañías de milicias, visitó colegios, dio leyes a la Universidad y continuó con las visitas a los tribunales. Renunció a su cargo de virrey y de arzobispo.

Durante su estancia en Puebla, Don Juan de Palafox tuvo muchos problemas con los miembros de la Compañía de Jesús. El obispo llegó a suspender las licencias que tenían los jesuitas para predicar, lo cual provocó un enorme escándalo en toda la Nueva España.

El 6 de febrero de 1648 llegó a Puebla una carta del rey mediante la cual mandaba llamar a Don Juan a Madrid para rendir un informe de sus acciones en nuestro país.

Después de haber sido Arzobispo de México, obispo de Puebla y virrey de la Nueva España, Palafox llegó a Madrid y fue tratado con desprecio por el rey, quien lo nombró obispo de Osma.

El prelado siguió ejerciendo la caridad en el pobre obispado de Osma hasta su muerte el 1 de octubre de 1659.

El sábado 27 de marzo de 2010, S.S. Benedicto XVI firmó el decreto referente a un milagro atribuido a la intercesión del Venerable Juan de Palafox, la ceremonia de beatificación se realizó en Soria (España) el 5 de junio de 2011.

Un proceso iniciado en 1666

El proceso de beatificación se inició en 1666 y fue interrumpido varias veces a lo largo de los últimos tres siglos y medio. Según Moriones, diversas circunstancias han contribuido a prolongar el caso. Por ejemplo, en 1699 la muerte del entonces Papa, del cardenal ‘ponente’ de la Causa y del obispo de Sevilla, que fungía como su patrocinador.

Por ello la ‘introducción’ del expediente en El Vaticano se atrasó hasta 1726, bajo el pontificado de Benedicto XIII. Luego, diversos episodios históricos como la Revolución Francesa, el exilio de los Papas y la guerra de unidad de Italia interrumpieron el análisis. A pesar de todo la Causa nunca se interrumpió ni tampoco perdieron su validez ninguno de los pasos aportados en el proceso.

El milagro aprobado

El milagro estudiado y aprobado por el Vaticano se refiere a la curación de Lucas Fernández de Pinedo, un sacerdote de 66 años de edad, párroco de Fuentemolinos de la entonces Diócesis de Osma. En noviembre de 1766 el párroco había sido desahuciado por los médicos tras 40 días de lucha contra una probable forma de tuberculosis, incurable en aquella época.

Según relata el postulador de la Causa, el padre Moriones, el cura “había hecho su testamento y recibido los últimos sacramentos y se había despedido de sus parroquianos cuando su sobrino, también sacerdote y vicario parroquial, le trajo una reliquia de Palafox”.

El enfermo la recibió, se encomendó y se quedó dormido mientras los síntomas de la enfermedad que lo tenían insomne desde hacía semanas desaparecieron instantáneamente y, al cabo de cuatro horas, se encontraba perfectamente.

Su médico de Fuentemolinos (Soria), otro de la cercana aldea de Roa y un tercero describieron al tribunal todos los síntomas de un enfermo terminal de tuberculosis. La detallada documentación de esta curación inexplicable respalda el milagro que permite beatificar a Palafox, modelo de político honrado y buen obispo
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Beato Luis María Monti
"Aquí he puesto mi Corazón"
Nace en Bovisio ( Milán, Italia ) el 24 de Julio de 1825. A los doce años huérfano del Padre se ve obligado por las duras circunstancias a transformarse en un aprendiz de ebanistería. Golpeado por la palabra de Dios escuchada en una misión popular en febrero de 1842 se compromete a vivir la vida cristiana más radicalmente.
Comienza por reunir en torno a sí algunos jóvenes artesanos y campesinos de su pueblo para formar en su casa un Oratorio Nocturno. Su modesta bodega de artesano se transforma en el centro pulsante de una verdadera comunidad cristiana que la gente de Bovisio comienza a la llamarle "la compañía de los frailes".
Luis Monti y sus compañeros se dedican a obras de voluntariado cristiano en favor de los campesinos enfermos y pobres de la zona.

El ocho de diciembre de 1846 el joven Luis Monti, aún siguiendo su trabajo de ebanista, decide consagrarse al Señor y hace votos de obediencia y de castidad en las manos de su director espiritual el P Luis Dossi . En ese entonces acuerda en fundar una congregación religiosa comprometida en la educación y en la formación de la juventud.
Luis Monti decide unirse a don Luis Dossi quien cree oportuno entrar en la Congregación de los hijos de María, instituída hacía poco tiempo en Brescia por el venerado Ludovico Pavoni. Luego de cuatro meses de ingresado Luis Monti viste el hábito el 8 de diciembre de 1852. En los hijos de María luego de un período de dedicación a los jóvenes se dedica al estudio de la baja cirugía y de la farmacia para llegar a ser el enfermero de la comunidad. Profesión que utiliza pronto al servicio de los enfermos de cólera en el lazareto de Brescia en el 1855 dando pruebas de una caridad heroica en favor de los enfermos.
Luego de su estadía se separa pacificamente de los hijos de María, sigue a don Dossi a Bussolengo. Don Dossi estaba tratando de fundar una obra hospitalaria en favor de la asistencia de los enfermos junto con Cipriano Pezzini, obra en la cual quería pone a la cabeza a Luis Monti.
A estos fines viaja el Pezzini a Roma para obtener la aprobación del Comendador del Espíritu Santo para dar vida al proyecto concordado con Luis Monti. Sin embargo en lo sucesivo el comendador da la autorización para el mismo fin a los capellanes capuchinos del hospital del Espíritu Santo. Estos el 8 de setiembre de 1857 dieron vida a una asociación de jóvenes de inspiración franciscana dependiente de la Orden.

Luis Monti llega a Roma en abril del 1858 en el hospital del Espíritu Santo acepta humildemente formar parte con la intención de dar a la institución las características primigenias, esta intención le lleva veinte años de tribulaciones, sufrimientos e incomprensiones. En el 1868 es mandado a Orte por el ministro general de los Capuchinos para organizar y dirigir el hospital local que lleva un tiempo abandonado. Dónde por diez años se dedica no solo a los enfermos en el hospital sinotambién a aquellos de la ciudad y de la campaña, asumiendo diversos roles con la profesionalidad que le da la experiencia confirmada con el diploma de flebótomo conseguido en la universidad de Roma en el 1870.

En marzo del 1877 finalmente el Instituto consigue la autonomía de la autoridad de los capuchinos por deseo de Pío IX , en esta ocasión Luis Monti asume el gobierno del mismo con la aprobación del mismo pontífice.

Para regenerar al Instituto según su carisma, reforma las Constituciones, cambia el hábito, agrega a la actividad apostólica del Instituto un segundo fin: el cuidado de los huérfanos. Por este motivo abre una casa en Saronno en el 1886.

Desea para su congregación ardientemente el sacerdocio, como necesario complemento para que los hermanos pudieran desenvolver en manera integral las dos misiones a ellos confiadas. El proyecto de Luis Monti es aprobado por la Santa Sede cuatro años luego de su muerte que ocurrió Santamente en Saronno el 1º de Octubre de 1900. Sus restos descansan en la Iglesia del Instituto de Saronno que se ha constituído en el Santuario del Padre.

La causa de canonización se está desenvolviendo a través de la Congregación de la causa de los Santos en Roma, esperando de obtener el decreto para la heroicidad de las virtudes del siervo de Dios.
Fuente: http://www.beatomonti.com/beato-luis-maria-monti/
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Beato Juan Robinson, presbítero y mártir
fecha: 1 de octubre
†: 1588 - país: Reino Unido (UK)
canonización: B: Pío XI 15 dic 1929
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Ipswich, de la región de Suffolk, de nuevo en Inglaterra, beato Juan Robinson, presbítero y mártir, el cual, siendo padre de familia, al enviudar recibió, ya anciano, la ordenación sacerdotal, y por esta causa fue coronado con el martirio.
Ver más información en:
Mártires de la persecución en Inglaterra (1535 - 1681)
El Beato Juan Robinson, nació en Ferrensbery, en el Yorkshire. Cuando quedó viudo, pasó a Reims, donde su hijo Francisco estudiaba también para el sacerdocio. Recibió la ordenación sacerdotal en 1585. Fue arrestado en cuanto puso el pie en tierra inglesa. Después de pasar algún tiempo en la prisión de Clink, en Londres, compareció ante el tribunal, que le condenó a muerte. El día en que llegó a Ipswich la autorización oficial para la ejecución (28 de septiembre de 1588), el beato "se llenó de alegría, regaló todo su dinero al portador de la autorización y cayó de rodillas para dar gracias a Dios".
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Beata Florencia Caerols Martínez, virgen y mártir
n.: 1890 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En el lugar de Rotglà y Corbera, en la región de Valencia, en España, beata Florencia Caerols Martínez, virgen y mártir, que en tiempo de persecución contra la fe alcanzó, por medio del martirio, la gloria de la vida eterna.

Esta obrera católica dio un valioso testimonio de Cristo con su vida y con su muerte. Había nacido en Caudete (Albacete) el 20 de febrero de 1890, en el seno de una familia modesta. Su vida discurrió primero en su pueblo natal y luego en Alcoy, provincia de Alicante. Al llegar a la juventud se colocó en la industria textil, y las personas que fueron sus compañeras de trabajo pudieron apreciar en ella sus magníficas cualidades y gran servicialidad. Era muy piadosa: cada día acudía a la santa misa y recibía la sagrada comunión y tenía una sólida devoción a Santa Teresita del Niño Jesús. Estuvo inscrita, y era una verdadera militante, en varias organizaciones católicas, como el Sindicato Católico Femenino, que presidió desde 1927 hasta su muerte, la Orden Tercera Franciscana, el Apostolado de la Oración, las Marías de los Sagrarios, la Congregación de Hijas de María, y la Vela del Santísimo. En todas las asociaciones esta militante de Acción Católica mostró su temple de verdadera seguidora de Jesucristo. Un trabajo apostólico que llevó adelante en Alcoy con todo celo fue el de catequista en el Patronato de San Mauro. Su apostolado tuvo éxito, logrando el casamiento por Iglesia de numerosas parejas, el bautismo de muchos niños, la recepción de los últimos sacramentos, etc., y fomentó con mucho interés la consagración de las personas y las familias al Sagrado Corazón de Jesús, lo que también promovía en la fábrica en la que trabajaba. Por otro lado, se mantuvo al margen de cualquier partidismo político. Llegada la revolución de 1936 fue arrestada el 23 de septiembre y detenida en el antiguo convento de las Esclavas. El 28 de dicho mes fue llevada a la cárcel del partido judicial. Sacada de la misma el día 1 de octubre, fue llevada a Rotglá y Corbera. Ella, al ver que iban a fusilarla, se encomendó al Corazón de Jesús y perdonó a sus asesinos. Fue beatificada el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.

fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Beato Antonio Rewera, presbítero y mártir
n.: 1869 - †: 1942 - país: Alemania
canonización: B: Juan Pablo II 13 jun 1999
hagiografía: Santi e Beati

Cerca de Munich, en la región de Baviera, en Alemania, beato Antonio Rewera, presbítero y mártir, que, por su confesión en favor de Cristo, desde Polonia fue internado en el campo de concentración de Dachau, donde alcanzó la corona del martirio por medio de los tormentos que sufrió.

Antonio Rewera nació en Samborzec, en la término de Swietokrzyskie, en Polonia, el 6 de enero de 1869. Es ordenado sacerdote en la diócesis de Sandomierz y profesor de teología en el seminario diocesano. Fundó también una congregación religiosa, las Hijas de San Francisco Seráfico.

Arrestado por la Gestapo el 16 de marzo de 1942 y deportado a Baviera, al campo de concentración de Dachau, murió a consecuencia de las torturas, el 1 de octubre del mismo año. Su única culpa consistía en haber dado testimonio de su fe en Cristo.
El Papa Juan Pablo II lo elevó a los altares el 13 de junio 1999 en el marco de la beatificación, en Polonía de 108 mártires de la persecución nazi.

fuente: Santi e Beati
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Beato Álvaro Sanjuán Canet, presbítero y mártir
n.: 1908 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

En la ciudad de Villena, también en la región de Valencia, beato Alvaro Sanjuán Canet, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales y mártir, que, en la misma difícil época, alcanzó por su combate la palma del martirio.

Nace en Alcocer de Planes, provincia de Alicante, el 26 de abril de 1908 en el seno de una familia modesta. Esta escasez de medios económicos le resultaba una dificultad para entrar en el seminario diocesano y, por ello, un sacerdote amigo lo encaminó a la vida religiosa, y así ingresó en el seminario salesiano de El Campelló. Profesó en 1925 y prosiguió sus estudios en el Centro Internacional Salesiano de Turín-Crocetta, ordenándose sacerdote en Barcelona en 1934. Fue destinado al colegio salesiano de Alcoy, donde ejerció con mucho celo su apostolado. Llegada la revolución de julio de 1936 estuvo varios días en una casa con otros salesianos, luego pasó a Concentaina con su familia. Pudo estar con ella los meses de agosto y septiembre sin mayores sobresaltos, hasta que hubo un bando del Comité mandando que se presentaran todas las personas llegadas a la población con posterioridad al 18 de julio, y así lo hizo Alvaro. El día 27 dos milicianos se presentaron en su casa. Él se despidió de su madre y se fue con ellos. Estuvo detenido en el antiguo convento de las Esclavas del Sagrado Corazón. El día 1 de octubre pudo visitarle una hermana suya, a quien dijo que estaba seguro de que iban a matarle, y le pidió que velara por sus padres. Aquel mismo día fue fusilado por su condición de sacerdote. Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II.

fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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San Wasnulfo de Condé-sur-l’Escaut, Monje
Martirologio Romano:
En Condé-sur-l’Escaut, en el Hainaut, de Austrasia, san Wasnulfo, monje, nacido en Escocia. c. 651.

En el siglo VII, Vicente, conde de Hainaut, invitó a muchos santos monjes de Irlanda y de Escocia para poblar los monasterios en los Países Bajos. Entre ellos estaba san Wasnulfo, que era el de mayor renombre.

Era sacerdote y predicador escocés (no un obispo como algunos historiadores modernos pretenden); sus labores apostólicas venían ilustradas con dones taumatúrgicos y terminó su vida en Condé-sur-l’Escaut, en una iglesia colegial dotada con 24 canonjías. Patrón de Condé-sur-l’Escaut.
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Fuente: oremosjuntos.com
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San Romano «Mélodos», diácono
n.: c. 490 - †: d. 555 - país: Turquía
otras formas del nombre: Melodista, Melodioso, Meloda
canonización: pre-congregación
hagiografía: Vaticano
En Constantinopla, san Romano, diácono, que mereció ser llamado «Mélodos» por su sublime arte en componer himnos sacros en honor del Señor y de los santos.
refieren a este santo: San Juan Damasceno
Catequesis de SS Benedicto XVI, en la audiencia del miércoles 21 de mayo de 2008:

En la serie de catequesis sobre los Padres de la Iglesia, quiero hablar hoy de una figura poco conocida: Romano el Meloda, que nació en torno al año 490 en Emesa (hoy Homs), en Siria. Teólogo, poeta y compositor, pertenece al gran grupo de teólogos que transformó la teología en poesía. Pensamos en su compatriota, san Efrén de Siria, que vivió doscientos años antes que él. Y pensamos también en teólogos de Occidente, como san Ambrosio, cuyos himnos todavía hoy forman parte de nuestra liturgia y siguen tocando el corazón; o en un teólogo, un pensador muy profundo, como santo Tomás, que nos ha dejado los himnos de la fiesta del Corpus Christi de mañana; pensamos en san Juan de la Cruz y en otros muchos. La fe es amor y por ello crea poesía y crea música. La fe es alegría y por ello crea belleza.

Romano el Meloda es uno de estos, un poeta y compositor teólogo. Aprendió los primeros elementos de la cultura griega y siríaca en su ciudad natal, se trasladó a Berito (Beirut), perfeccionando allí su formación clásica y sus conocimientos retóricos. Ordenado diácono permanente (en torno al año 515), fue predicador en esa ciudad durante tres años. Después se fue a Constantinopla, hacia fines del reino de Anastasio I (alrededor del año 518), y allí se estableció en el monasterio anexo a la iglesia de la Theotókos, la Madre de Dios.

Allí tuvo lugar un episodio clave en su vida: el Sinaxario nos informa sobre la aparición de la Madre de Dios en sueños y sobre el don del carisma poético. En efecto, María le pidió que se tragara una hoja enrollada. Al despertar, a la mañana siguiente -era la fiesta de la Navidad-, Romano se puso a declamar desde el ambón: "Hoy la Virgen da a luz al Trascendente" (Himno sobre la Navidad I, Proemio). De este modo, se convirtió en predicador-cantor hasta su muerte (acontecida después del año 555).

Romano ha pasado a la historia como uno de los más representativos autores de himnos litúrgicos. Para los fieles, la homilía era entonces prácticamente la única oportunidad de enseñanza catequética. Así, Romano se presenta como un testigo eminente del sentimiento religioso de su época y también de un modo vivo y original de catequesis. A través de sus composiciones podemos darnos cuenta de la creatividad de esta forma de catequesis, de la creatividad del pensamiento teológico, de la estética y de la himnografía sagrada de aquella época.

El lugar en el que Romano predicaba era un santuario de las afueras de Constantinopla: subía al ambón, colocado en el centro de la iglesia, y se dirigía a la comunidad recurriendo a una escenografía bastante compleja: montaba representaciones en las paredes o ponía iconos sobre el ambón y también utilizaba el recurso del diálogo. Pronunciaba homilías métricas cantadas, llamadas kontákia. Al parecer, el término kontákion, «pequeña vara», hace referencia al pequeño palo redondo en torno al cual se envolvía el rollo de un manuscrito litúrgico o de otro tipo. Los kontákia que se han conservado con el nombre de Romano son ochenta y nueve, pero la tradición le atribuye mil.

En Romano, cada kontákion se compone de estrofas, por lo general de dieciocho a veinticuatro, con el mismo número de sílabas, estructuradas según el modelo de la primera estrofa (irmo); también los acentos rítmicos de los versos de todas las estrofas siguen el modelo del irmo. Cada estrofa concluye con un estribillo (efimnio), por lo general idéntico, para crear la unidad poética. Además, las iniciales de cada estrofa indican el nombre del autor (acróstico), precedido frecuentemente por el adjetivo "humilde". El himno se concluye con una oración que hace referencia a los hechos celebrados o evocados. Al terminar la lectura bíblica, Romano cantaba el Proemio, casi siempre en forma de oración o súplica. Así anunciaba el tema de la homilía y explicaba el estribillo que se debía repetir en coro al final de cada estrofa, declamada por él rítmicamente en voz alta.

Un ejemplo significativo es el kontákion con motivo del Viernes de Pasión: se trata de un diálogo entre María y su Hijo, que tiene lugar en el camino de la cruz.
María dice:
«¿A dónde vas, hijo? ¿Por qué recorres tan rápidamente el camino de tu vida?
Nunca habría pensado, hijo mío, que te vería en este estado,
y nunca habría podido imaginar que llegarían a este grado de locura los impíos,
poniéndote las manos encima contra toda justicia.»
Jesús responde:
«¿Por qué lloras, Madre mía? (...). ¿No debería padecer? ¿No debería morir?
Entonces, ¿cómo podría salvar a Adán?»
El Hijo de María consuela a su Madre, pero le recuerda su papel en la historia de la salvación:
«Depón, por tanto, Madre; depón tu dolor:
no está bien que gimas, pues fuiste llamada 'llena de gracia'»
(María al pie de la cruz, 1-2; 4-5).

Asimismo, en el himno sobre el sacrificio de Abraham, Sara se reserva la decisión sobre la vida de Isaac. Abraham dice:
«Cuando Sara escuche, Señor mío, todas tus palabras,
al conocer tu voluntad, me dirá:
'Si quien nos lo ha dado lo vuelve a tomar, ¿por qué nos lo ha dado?
(...) Tú, oh anciano, déjame a mi hijo,
y cuando lo quiera quien te ha llamado, tendrá que decírmelo a mí'»
(El sacrificio de Abraham, 7).

Romano no usa el griego bizantino solemne de la corte, sino un griego sencillo, cercano al lenguaje del pueblo. Quiero citar un ejemplo del modo vivo y muy personal como habla del Señor Jesús: lo llama «fuente que no quema y luz contra las tinieblas», y dice:
«Yo me atrevo a tenerte en mis manos como una lámpara,
pues quien lleva un candil entre los hombres es iluminado sin quemarse.
Ilumíname, por tanto, tú que eres Luz inextinguible»
(La Presentación o Fiesta del encuentro, 8).
La fuerza de convicción de sus predicaciones se fundaba en la gran coherencia que existía entre sus palabras y su vida. En una oración dice:
«Haz clara mi lengua, Salvador mío, abre mi boca
y, después de llenarla, traspasa mi corazón para que mi actuar
sea coherente con mis palabras.»
(Misión de los Apóstoles, 2).

Examinemos ahora algunos de sus temas principales. Un tema fundamental de su predicación es la unidad de la acción de Dios en la historia, la unidad entre la creación y la historia de la salvación, la unidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Otro tema importante es la pneumatología, es decir, la doctrina sobre el Espíritu Santo. En la fiesta de Pentecostés subraya la continuidad que existe entre Cristo, que ha ascendido al cielo, y los Apóstoles, es decir, la Iglesia, y exalta su acción misionera en el mundo:
«Con la fuerza divina han conquistado a todos los hombres;
han tomado la cruz de Cristo como una pluma,
han utilizado las palabras como redes y con ellas han pescado al mundo,
han usado el Verbo como anzuelo agudo;
para ellos ha servido de cebo
la carne del Soberano del universo»
(Pentecostés, 2; 18).

Naturalmente, otro tema central es la cristología. No entra en el problema de los conceptos difíciles de la teología, tan debatidos en aquel tiempo, y que rasgaron la unidad, no sólo entre los teólogos, sino también entre los cristianos en la Iglesia. Predica una cristología sencilla, pero fundamental: la cristología de los grandes Concilios. Pero sobre todo está cerca de la piedad popular -de hecho, los conceptos de los Concilios han surgido de la piedad popular y del conocimiento del corazón cristiano-; así, Romano subraya que Cristo es verdadero hombre y verdadero Dios, y al ser verdadero hombre-Dios es una sola persona, la síntesis entre creación y Creador: en sus palabras humanas escuchamos la voz del Verbo mismo de Dios: «Cristo era hombre -dice-, pero también Dios; sin embargo, no estaba dividido en dos: es Uno, hijo de un Padre que es Uno solo» (La Pasión, 19).

Por lo que se refiere a la mariología, agradecido a la Virgen por el don del carisma poético, Romano la recuerda al final de casi todos los himnos y le dedica sus kontákia más hermosos: Natividad, Anunciación, Maternidad divina, Nueva Eva.

Por último, las enseñanzas morales están relacionadas con el juicio final (cf. Las diez vírgenes [II]). Nos lleva hacia ese momento de la verdad de nuestra vida, la comparecencia ante el Juez justo, y por ello exhorta a la conversión haciendo penitencia y ayuno. De modo positivo, el cristiano debe practicar la caridad, la limosna. En dos himnos, Las Bodas de Caná y Las diez vírgenes, pone de relieve el primado de la caridad sobre la continencia. La caridad es la más grande de las virtudes:
«Diez vírgenes poseían la virtud de la virginidad intacta,
pero para cinco de ellas el duro ejercicio no dio fruto.
Las otras brillaron con las lámparas del amor a la humanidad,
por eso las invitó el esposo»
(Las diez vírgenes, 1).

Los cantos de Romano el Meloda están impregnados de humanidad palpitante, de ardor de fe y de profunda humildad. Este gran poeta y compositor nos recuerda todo el tesoro de la cultura cristiana, nacida de la fe, nacida del corazón que se ha encontrado con Cristo, con el Hijo de Dios. De este contacto del corazón con la Verdad, que es Amor, ha nacido la cultura, toda la gran cultura cristiana. Y si la fe sigue viva, esta herencia cultural no muere, sino que sigue viva y presente. Los iconos siguen hablando hoy al corazón de los creyentes; no son cosas del pasado. Las catedrales no son monumentos medievales, sino casas de vida, donde nos sentimos «en casa»: en ellas encontramos a Dios y nos encontramos los unos con los otros. Tampoco la gran música -el canto gregoriano, o Bach o Mozart- es algo del pasado, sino que vive en la vitalidad de la liturgia y de nuestra fe. Si la fe es viva, la cultura cristiana no se convierte en algo «pasado», sino que sigue viva y presente. Y si la fe es viva, también hoy podemos responder al imperativo que siempre se repite en los Salmos: «Cantad al Señor un cántico nuevo».

Creatividad, innovación, cántico nuevo, cultura nueva y presencia de toda la herencia cultural en la vitalidad de la fe no se excluyen, sino que son una sola realidad: son presencia de la belleza de Dios y de la alegría de ser hijos suyos.

fuente: Vaticano
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San Piato de Tournai, Obispo y Mártir
Primer obispo de Tournai, o mejor dicho, Arzobispo itinerante.
Martirologio Romano
: En Seclin, en la Galia Bélgica, san Piatón, presbítero, que es venerado como evangelizador de Tournai y mártir. c. 286

Sobre su vida existen hechos legendarios. Su Pasión, que data del siglo II, es una copia de la de San Lucien de Beauvais.

Nació en Benevent Italia. Acompañó a San Dionisio en la evangelización de la Galia, predicó también en las Carnutes. en su apostolado en la región de Chartres, según la tradición, no encontró más que corazones endurecidos; en cambio en Tournais, en dos meses escuchando su palabra se convirtieron treinta mil paganos. Fue decapitado en Tournai junto a varios de sus discípulos.

Su cuerpo, enterrado en Seclin (Norte), a causa de la amenaza de piratas normandos, en el siglo IX, fue transportado a San Ouen, después a Chartres donde en la catedral, le está dedicada una capilla.

Es Patrón de Tournai y de Chartres. En Arras se le tributa culto desde el siglo VII.

Se lo representa como obispo, sosteniendo los Evangelios o como a San Dionisio, llevando en sus manos su cabeza cortada.
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Fuente: oremosjuntos.com
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San Nicecio de Tréveris, obispo y confesor
fecha en el calendario anterior: 5 de diciembre
†: 561 - país: Alemania
otras formas del nombre: Niceto
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Tréveris, en la Renania, en Austrasia, san Nicecio, obispo, que, según el testimonio de san Gregorio de Tours, era fuerte en la predicación, terrible en la argumentación y constante en la enseñanza. Sufrió el destierro bajo Clotario, rey de los francos.
refieren a este santo: San Magnerico de Tréveris

Varios hombres muy destacados de la época de Nicecio de Tréveris, como san Gregorio de Tours y san Venancio Fortunato, dan testimonio de los méritos de este santo, que fue el último obispo galo-romano de Tréveris, en los primeros tiempos del triunfo de los francos en la Galia. Nicecio nació en Auvernia. Como el cabello del niño formaba una especie de tonsura, las gentes lo interpretaron como un signo de que abrazaría el estado eclesiástico. En efecto, Nicecio se hizo monje y llegó a ser abad de su monasterio, que probablemente estaba en Limoges. En ese cargo atrajo sobre sí las miradas de Teodorico I. Cuando murió san Aprúnculo, obispo de Tréveris, el clero y el pueblo enviaron una embajada al rey para pedirle que nombrase obispo a san Galo de Clermont. Teodorico se negó a ello y nombró a Nicecio. Los oficiales del monarca acompañaron al obispo electo a Tréveris y éste mostró desde aquel momento qué clase de prelado iba a ser. En efecto, cuando la comitiva acampó para pasar la noche, los soldados de la escolta soltaron a sus caballos en los campos de los vecinos. Nicecio les ordenó que los trajesen de nuevo al campamento, pero los oficiales se rieron de él. Entonces Nicecio amenazó con excomulgar a los opresores de los pobres y partió él mismo en busca de los caballos. El santo había predicado con frecuencia a sus monjes sobre el texto que dice que «el hombre puede caer de tres modos: por el pensamiento, por la palabra y por la obra», y reprendió sin temor a Teodorico y a su hijo Teodoberto por los excesos que cometían. Tal vez esos dos monarcas aprovecharon los consejos de san Nicecio. En todo caso Clotario I se mostró menos condescendiente, ya que, cuando el santo le excomulgó por sus crímenes, él le desterró. El destierro fue de corta duración, pues Clotario murió al poco tiempo, y su hijo Sigeberto, que le sucedió en el gobierno de esa porción de sus dominios, restituyó a Nicecio su diócesis.

El santo obispo asistió a varios importantes sínodos en Clermont y otras ciudades, y restableció infatigablemente la disciplina en una diócesis en la que los desórdenes civiles habían causado grandes estragos. El santo llevó a su diócesis obreros italianos para reconstruir su catedral y fortificar la ciudad por el lado del Mosela. También fundó una escuela para el clero, pero su ejemplo era la mejor escuela, tanto para los clérigos como para los laicos. Aunque san Nicecio gozaba del favor del rey Sigeberto, su celo no dejó de acarrearle persecuciones, pues no había miedo ni respeto humano que le impidiese defender la causa de Dios. En particular se creó enemigos tratando de desarraigar la costumbre de los matrimonios incestuosos, porque excomulgaba a los culpables. Se conservan algunas cartas del santo; una de ellas, escrita alrededor del año 561, está dirigida a Clodesinda, hija de Clotario I, casada con el arriano Alboino, rey de Lombardía. San Nicecio le aconseja que trate de convertir a su marido a la fe ortodoxa, haciéndole notar los milagros obrados en la iglesia católica por las reliquias de algunos santos a quienes los arrianos veneraban también. Y prosigue: «Haced que el rey envíe mensajeros a la iglesia de San Martín. Si se atreven a entrar en ella, se darían cuenta de que los ciegos recobran la vista, los sordos el oído y los mudos la palabra, los leprosos y enfermos salen curados, como nosotros mismos lo hemos visto. ¿Y qué diré de las reliquias de los santos obispos Germán, Hilario y Lupo, cuyos milagros son innumerables? Aun los endemoniados confiesan el poder de esas reliquias. ¿sucede acaso lo mismo en las iglesias de los arrianos? Ciertamente no. Un demonio nunca exorciza a otro». Una segunda carta está dirigida al emperador Justiniano, a quien su esposa había arrastrado a una especie de semimonofisismo. Nicecio le dice que en Italia, Africa, España y Galia se ha lamentado su caída, y que se condenará si no abjura de sus errores. San Nicecio murió hacia el año 566, tal vez el 1° de Octubre.

Casi todo lo que sabemos sobre San Nicecio proviene de las Vitae Patrum, de Gregorio de Tours. Lo que se conserva de la correspondencia del santo puede verse en Monumenta Germaniae Historica, Epistolae, vol. III, pp. 116, etc. Véase también a Duchesne en Fastes Episcopaux, vol. III, pp. 37-38. Hay otra reseña biográfica y una amplia y actualizada bibliografía en Patrología IV, de Quasten-Di Berardino, BAC, 2000, pág 360-361.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina04/
Eduardo Campion (Geraldo Edwards), Santo, y beatos compañeros mártires
Martirologio Romano:
En Canterbury, en Inglaterra, san Geraldo Edwards, presbítero y mártir, en cual fue ordenado en Francia y, al regresar a su patria, en la persecución durante el reinado de Isabel I, después de un largo encarcelamiento consumó su martirio en el patíbulo. Con él fueron martirizados los presbíteros beatos Roberto Wilcox y Cristóbal Buxton, por su condición sacerdotal, y el beato Roberto Widmerpool, por ayudar a un sacerdote (1588).

El 1 de octubre se recuerda a los mártires que sufrieron en Londres al desatarse la persecución de julio de 1588, como consecuencia, o mejor dicho represalia, de la alarma provocada por las amenazas de invasión de la española y cristiana Armada Invencible. En octubre de ese año hubo una serie de ejecuciones en las provincias: cuatro católicos fueron martirizados en Canterbury:

San Eduardo Campion (Geraldo Edwards): Nació en 1552 en Ludlow, Shropshire, en el seno de una buena familia.Pasó dos años en el Jesus College, de Oxford. Cuando se hallaba al servicio de Gregory, décimo Lord Dacre de el South, se reconcilió con la Iglesia de laque se había alejado. Fue a estudiar a Reims a donde llegó el el 22 de Febrero de 1586, allí donde tomó el nombre de Campion. Fue ordenado subdiácono en Laon, el 18 de Septiembre, diácono en, el 19 de diciembre del mismo año, y sacerdote a principios del año siguiente, en Cuaresma, siendo adjudicado a la Diócesis de Canterbury. Inmediatamente volvió a Inglaterra, siendo arrestado el 18 de marzo de 1587 en Sittingbourne, siendo encarcelado primero en Newgate y luego en Marshalsea. Murió mártir por no querer renegar de la fe, en 1588.

Beato Roberto Wilcox: nació en Chester en 1558. Hizo sus estudios sacerdotales en Reims, a donde llegó el 12 de agosto de 1583. Recibió la tonsura y las órdenes menores el 23 de septiembre del año siguiente. Fue ordenado subdiácono el 16 de marzo, diácono el 5 o 6 de abril, y sacerdote el 20de abril de 1585, recibiendo todas estas órdenes en Reims. fue enviado a la misión inglesa el 7 de enero de 1586. Empezó a trabajar en Kent; pero ese mismo año fue arrestado y encarcelado en Marshalsea. Condenado a muerte, fue ahorcado, arrastrado y descuartizado en las afueras de Canterbury, en el sitio llamado Oaten Hill.

Cristobal Buxton: nació en Tideswell, Derbyshire. Tuvo como profesor en la escuela al Venerable Nicolás Garlick e hizo sus estudios sacerdotales en Reims y en Roma. Fue ordenado sacerdote en 1586 y ejerció su ministerio durante tres años antes de morir martirizado en Canterbury. Tanto el Beato Cristóbal Buxton, como los beatos Roberto Wilcox y Eduardo Campion, fueron condenados por haber vuelto al reino en calidad de sacerdotes. El Beato Cristóbal era el más joven de los mártires. Los verdugos creyeron que conseguirían amedrentarle obligándole a presenciar el martirio de sus compañeros, pero, cuando le ofrecieron la libertad al precio de la apostasía, Cristóbal replicó que prefiriría morir mil veces antes que aceptar tal proposición. En la prisión de Marshalsea escribió un "Rituale", que se conserva todavía como una reliquia. y

Roberto Widmerpool: el cuarto de los mártires de Canterbury, era un laico. Había nacido en Widmerpool, localidad de Nottinghmshire y había hecho sus estudios en el Gloucester Hall de Oxford, donde obtuvo el título de maestro de escuela. Durante algún tiempo, fue tutor de los hijos del conde de Nortumbría. Se le acusó de haber ayudado a un sacerdote al darle refugio en la casadel conde. Antes de ser ahorcado, el beato dio gracias a Dios por haberle concedido el privilegio de morir por la fe en la misma ciudad que Santo Tomás Becket

Otros tres en diferentes ciudades. En Chichester:

Beato Rodolfo Crockett: fue martirizado en Chichester. Nació en Barton-on-the-Hill, en Cheshire. Hizo sus estudios en el Christ´s College, de Cambridge, y en Gloucester Hall de Oxford. Había ejercido en Anglia del este el cargo de maestro de escuela antes de pasar al colegio de Reims para prepararse para servir a Dios como sacerdote. Fue ordenado en 1586 y martirizado dos años después en Chichester

Beato Eduardo James: nació en Breaston, en Derbyshire. Fue educado en el protestantismo en la escuela de Derby y en St. John´s College de Oxford. Después de su conversión, se trasladó a Reims y más tarde a Roma, donde recibió la ordenación sacerdotal de manos de Goldwell de Saint Asaph. Ejerció su ministerio entre sus ciudadanos durante cinco años antes de ser arrestado junto con el Beato Rodolfo Crockett y conducido a la prisión de Londres. Allí ambos permanecieron más de dos años y medio. Después del fracaso de la Armada Invencible, comparecieron ante el tribunal de Chichester, que decidió hacer con ellos un escarmiento.

Y en Ipswich: el Beato Juan Robinson, nació en Ferrensbery, en el Yorkshire. Cuando quedó viudo, pasó a Reims, donde su hijo Francisco estudiaba también para el sacerdocio. Recibió la ordenación sacerdotal en 1585. Fue arrestado en cuanto puso el pie en tierra inglesa. Después de pasar algún tiempo en la prisión de Clink, en Londres, compareció ante el tribunal, que le condenó a muerte. El día en que llegó a Ipswich la autorización oficial para la ejecución (28 de septiembre de 1588), el beato "se llenó de alegría, regaló todo su dinero al portador de la autorización y cayó de rodillas para dar gracias a Dios".
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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Bavón de Gante, Santo Monje
Martirologio Romano:
En Gante, de Flandes, en Neustria, san Bavón, monje, que, discípulo de san Amando, dejó la vida seglar, distribuyó sus bienes entre los pobres y entró en el monasterio fundado en esta ciudad (c. 659).

Bavón, Conde de Hesbaye, nació en Bravante, cerca de Lieja, en el año 589. Se casó con la hija del conde merovingio Adilone, con la que tuvo una hija de nombre Agletrude. Llevaba una vida despreocupada, como rico terrateniente. Su comportamiento era totalmente desordenado, su único objetivo era el de satisfacer sus deseos sin tener en cuenta la justicia ni la verdad. Cuando necesitaba dinero, vendía a sus criados como siervos a los terratenientes vecinos.

Cuando muere su joven esposa, Bavón se siente culpable de esta desgracia, no sabemos por qué. Allí interrumpe su vida disoluta y cae presa de una crisis moral, que fue el punto de partida de su conversión.

Por entonces San Amando estaba predicando en la región de Gante. Bavón, después de oír uno de sus sermones, se le acercó, y por consejo suyo, se desprendió de todos sus bienes, incluso de la propiedad que poseía en Gante, que entregó a San Amando, que construyó allí un monasterio. Bavón entró allí como religioso. Tan grandes fueron las mortificaciones que se impuso para purgar sus pecados, que después de su muerte, el nombre de la abadía se cambió de San Pedro a San Bavón.

Convertido en discípulo del santo misionero, lo siguió en sus peregrinaciones apostólicas. Después de un cierto tiempo, encontrando que las austeridades de la vida monástica no eran suficientes para satisfacer sus deseos de disciplinar el cuerpo con el que había sido tan indulgente, volvió a Gantes, donde, con el consentimiento de San Amando, construyó una pequeña celda, donde llevó una vida eremítica y ascética hasta el momento de su muerte, unos tres años después, alrededor de 659. Fue sepultado en el monasterio de Gantes.

Actualmente sus reliquias se conservan parte en la catedral de Gantes y parte en la abadía benedictina de Nesle-la-Reposte, lugar en donde se refugiaron los monjes huyendo de la invasión normanda, alrededor de 882.

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