Santoral del 16 de Abril


Benito José Labre, SantoMendigo Penitente
Santa ENGRACIA DE ZARAGOZA y compañeros
San Optato y 17 mártires de Zaragoza
Santos Cayo y Cremencio
Santo TORIBIO DE ASTORGA
Fructuoso de Braga, SantoAbad y Obispo
San MAGNO DE ORKNEY
San DROGÓN
Beato JOAQUÍN DE SIENA
Santa BERNARDITA SOUBIROUX
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día
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Santos: Lamberto, Calixto, Cayo, Cremencio, Carisio, Irene, Leónidas, Baudilio, Urbano, mártires; Magno, conde; 18 mártires de Zaragoza; María Bernarda Soubirous, virgen.



SAN BENITO JOSÉ LABRE Peregrino
Si alguno de vosotros se tiene por sabio según
el mundo, hágase necio (a los ojos del mundo)
a fin de ser sabio (a los ojos de Dios).
(1 Corintios, 3, 18).


Benito pasó la mayor parte de su vida haciendo peregrinaciones. Iba casi siempre con los pies des calzos tanto en invierno como en verano, vestido con harapos, Y sin provisiones para el día siguiente. Vivía de limosnas, pero no mendigaba, nunca conservaba sino lo estrictamente necesario, y partía con los pobres lo que se le daba por caridad. Pasó sus últimos años en Roma, orando días enteros en las iglesias; por la noche retirábase a unas ruinas para descansar algunas horas. Cayó desvanecido en las escalinatas de Nuestra Señora de los Montes y fue transportado a una casa vecina donde pronto se durmió en el sueño de los justos, el 16 de abril de 1783, a la edad de 35 años.

MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE LOS BIENAVENTURADOS
I. La sabiduría del mundo consiste en amontonar riquezas; ¡por eso trata de locura a la pobreza evangélica! ¡Oh bella y gloriosa locura que nos ase meja a Jesucristo, Hijo de Dios, Sabiduría encarna da! San Benito José Labre profesó esplendorosa mente esta locura; con ardor abrazó esta pobreza. Sabía que las riquezas cautivan el corazón, Y a su corazón lo quería libre para Jesucristo, su único Señor. ¡Ay! ¡que no tengamos nosotros el Valor de imitarlo! Aprendamos por lo menos a honrar la pobreza, y a asociarnos a los méritos de los pobres; de Jesucristo aliviando su miseria.

II. Los prudentes del siglo van sin cesar tras el placer: Benito toma el camino trazado por Jesucristo, su Maestro y su Modelo. Debiendo elegir entre el gozo y la cruz, elige la cruz, porque sabe que es menester pasar por mil tribulaciones para llegar al cielo. El mundano consiente, para gozar de algunos placeres efímeros, en ser objeto de suplicios sin fin; el cristiano soporta penas pasajeras para merecer un gozo eterno. Dime cuál es el sabio y cuál el loco, y conforma tu conducta a tu respuesta. ¡Qué! ¿no podremos vivir sin placer, nosotros que debemos morir con placer? (Tertuliano).

III. El mundo busca, afanosamente, reputación y gloria; nuestro santo, abatimiento y oprobios. Saborea en las ignominias un gusto que hace que las bus que con avidez. Se lo carga de injurias, se lo persigue a pedradas, dice a uno que quiere defender le: Déjalos; si supieses tú quien soy te unirías a ellos. ¡Cuán diferente a la suya es nuestra conducta!, y sin embargo, ¿no tenemos nosotros, por ventura, que ganar el mismo cielo? Si deseas gloria, desea la verdadera y durable.

El respeto a los pobres
Orad por los indigentes.

ORACIÓN

Oh Dios, que habéis querido que San Benito José se adhiriese únicamente a Vos por el amor a los desprecios y a la pobreza, concedednos, en vista de sus méritos, la gracia de despreciar las cosas de la tierra y buscar los bienes del cielo. Por J. C. N. S.



Martirologio Romano: En Roma, san Benito José Labre, el cual, deseoso desde su adolescencia de una áspera vida penitente, realizó peregrinaciones a célebres santuarios, vistiendo harapos y contentándose con limosnas, dando ejemplo de piedad y penitencia, y regresado a Roma, se entregó a una vida de oración y de pobreza extrema.

¡El mendigo del santoral!. Se le ha dado en llamar el "santo de los piojos". Ya que es un hecho comprobado que llevó una vida errante y miserable, sencillamente porque no servía para nada más. Había nacido en Saint Sulpice d'Amettes, (hoy Arrás) en la diócesis de Boulogne-sur-Mer, otros autores dice que nació en Artois cerca de Boulogne; era el mayor de 15 hermanos. Un tío suyo, párroco, quería que fuera sacerdote y que estudiara, pero él no quería estudiar ni ser sacerdote. No era más que un adolescente cuando cuando hubo en su tierra una terrible epidemia; sin miedo al contagio se dedicó al cuidado de los enfermos y se ocupó de llevar los animales de sus vecinos enfermos a pastar para que no se murieran de hambre.

Desde los 15 años había manifestado su deseo de ingresar en la Trapa, para ello inició una peregrinación llamando a las puertas de los conventos trapenses: pero lo rechazaron; primero por ser demasiado joven, después por ser demasiado débil, ya que enfermaba continuamente. Otros autores dicen que en 1748 ingresó en la trapa de Septfonds. Otro sacerdote, tío materno, descubrió su vocación religiosa, orientándolo hacia los cartujos, que tampoco le admitieron. Entonces emprendió una peregrinación penitencial por Europa. Sin salud, sin instrucción, sin capacidad para ser religioso, se echó a los caminos pordioseando para peregrinar. Largas y penosas visitas a santuarios remotos de la Virgen estuvo incluso en Compostela, Montserrat, Burgos, Alemania, Asís (donde le dan la cuerda de los cordigeros de la Tercera Orden, con que iba ceñido), Nápoles, llegó a Loreto y por fin ancló en Roma, en 1775, en la iglesia de San Martino ai Monti, donde vestido de andrajos vivía de las limosnas y socorría a los más pobres que él.

Un mendigo más entre la turba innumerable de pobres reales y simulados, píos o granujas, persiguiendo de iglesia en iglesia el fulgor de la Eucaristía, rezando sin cesar, releyendo los pocos libros que llevaba en su hatillo: el Evangelio y la "Imitación de Cristo". Miserable que dormía en las escaleras y portales, que comía desperdicios y que sonreía en su éxtasis a la Gran Presencia que le doraba el alma. Cuando se confesaba dejaba un sentido religioso en sus confesores tan profundo que hacían de todo para entretenerlo. Había dicho: "Es necesario tener tres corazones juntos en uno solo: un corazón para el amor de Dios; un corazón por el celo hacia el prójimo; y un corazón para el desprecio de sí mismo". Así se hizo santo este francés coetáneo de Robespierre.

Los últimos años de su vida los pasó en Roma, donde dormía habitualmente en un rincón de las ruinas del Coliseo. Una mañana de abril de 1783 fue encontrado desmayado en la calle que conduce a Santa María ai Monti, y murió el 16 del mismo mes en la trastienda de un carnicero que lo había recogido. Tenía 35 años. Su fama de santidad se extendió muy pronto, pero el proceso de su canonización tuvo que esperar porque fue acusado de jansenismo, por el estilo de vida que llevaba hasta que se comprobó su ortodoxia. Fue canonizado el 8 de diciembre de 1881 por SS. León XIII.
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Martirologio Romano: En Zaragoza ciudad, santa Engracia, virgen y mártir, que sufrió duros suplicios, quedándole las llagas como testimonio de su martirio.

Prudencio nos narra la historia de esta santa. La historia se enmarca en la persecución de Diocleciano que abarcó a todo el Imperio. Marchaba desde Brácara, en Portugal, hasta la Galicia Narbonense, para contraer matrimonio con un alto jefe militar; con ella, sus familiares y amigos. En nombre de su padre, preside la comitiva, san Lupercio, tío de la santa. Al llegar a Zaragoza, coincidió con la venida del prefecto Daciano y sus órdenes de persecución contra los cristianos.

Engracia se presentó ante el Prefecto, confesó su fe, y se atrevió a defender a los seguidores de Cristo. Engracia no iba sola, le acompañaban los l8 pajes de su séquito dispuestos a correr la misma suerte que su ama. - "Juez inicuo ¿tu desprecias a tu Dios y Señor que está en los cielos y exterminas con tantas crueldades a sus admiradores? ¿Por qué te empeñas tu y tus emperadores a perseguir a los cristianos sólo porque no adoran a vuestros ídolos que son templo de los demonios?".

Daciano recuerdó que con Eulalia le fue mal su procedimiento y quiso cambiar de táctica con esta joven. Empezó con halagos y también fracasó. Engracia le animó que fuera él quien abrazase la fe en Jesucristo. No hubo nada que hacer y fue ordenado la ejecución de todos. Su martirio, ha quedado como uno de los más violentos. Se le atravesó la cabeza con un clavo.
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Martirologio Romano: En Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, conmemoración de san Optato y sus diecisiete compañeros, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano fueron ejecutados, después de ser atormentados, componiendo Prudencio unos versos sobre su glorioso martirio.

Eran: Optato, Luperco, Suceso, Marcial, Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Frontón, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, Apodemio y 4 de nombre Saturnino, Casiano, Jenaro, Maturino y Fausto, a estos diecinueve se unen los nombres de Cayo y Cremencio. Mártires en Zaragoza, durante la persecución de Diocleciano y el prefecto Daciano; su martirio fue descrito por Prudencio.
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Martirologio Romano: También en Zaragoza, santos Cayo y Cremencio, que en la misma persecución perseveraron en la fe en Cristo, superando las torturas que se les infligieron.

En el 303, la persecución desencadenada por Diocleciano recayó particularmente sobre la comunidad cristiana de Zararagoza. En este mismo día se celebran los 18 mártires de Zaragoza junto con santa Engracia. Cayo y Cremencio aparecen en un “carmen” de Prudencio que les dedica dos estrofas: «Additis Caio (nec enim silendi) Teque, Crementi: quibus incruentum Ferre provenit decus ex secundo Laudis agone. Ambo confessi Dominum, steterunt Acriter contra fremitum latronum Ambo gustarunt leviter saporem Martyriorum».

Ambos son recordados tanto como confesores como mártires. Algunos hagiógrafos piensan que primero superaron una primera prueba que resolvieron con total fidelidad a Cristo distinta del martirio y por ello son llamados “confesores”, luego sufrieron torturas y la muerte cruenta.
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Martirologio Romano: En Astorga, durante el reinado de los suevos, en Hispania, santo Toribio, obispo, que, por mandato del papa san León Magno, se enfrentó decididamente a la secta priscilianista que se difundía por Hispania.

Nació en Astorga. Peregrinó a Tierra Santa, conociendo grandes santuarios. En Jerusalén fue ordenado sacerdote y nombrado custodio de los santos lugares de la ciudad. Ante la amenaza que pudiera sufrir preciadas reliquias, recogió algunas de importancia como el brazo izquierdo de la cruz de Cristo y marchó a Roma y después volvió a su ciudad natal de Astorga.

Hacia el 444 fue elegido obispo de Astorga. No le faltaron detractores; el arcediano Rogato le calumnió y Toribio demostró su inocencia poniendo sobre el encaje de su roquete y en sus manos las brasas encendidas de un incensario y así demostró su inocencia. Luchó contra el priscilianismo que decía que el alma es una porción de la sustancia divina, y que el cuerpo es hijo del caos y de las tinieblas; la vida del hombre está marcada inexorablemente por el curso de los astros; el matrimonio es malo, y la procreación, peor. Contra todo esto arremetió Toribio en una campaña seria y constante. De esta lucha se conservan algunos restos: una carta suya dirigida a dos obispos de la región; y una respuesta del papa san León I Magno (447) que nos ayudan a comprender el ambiente de lucha de aquellos años de invasiones y confusión. Presidió dos concilios uno en Braga y otro en Toledo.

En el 456 los godos destruyeron Astorga y lo llevaron preso a las Galias, al regresar de la cautividad reconstruyó la ciudad, y una vez pacificada, se retiró a un monasterio. A instancias de sus conciudadanos bendijo la ciudad desde su retiro y permaneció con ellos hasta su muerte. Toribio fue una lumbrera de su azarosa época. Sus restos fueron trasladados al monasterio de Santo Toribio de Liébana.
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Martirologio Romano: En Braga, de Lusitania, san Fructuoso, obispo, el cual, monje y fundador de monasterios, fue obispo de Dumio y, por voluntad de los Padres del décimo Concilio de Toledo, obispo metropolitano de Braga, sede que rigió con prudencia junto con sus monasterios.

Nació en España, hijo de un oficial del ejército visigodo. Siendo todavía muy joven renunció a sus posesiones, las entregó a los pobres, para poder ir a la escuela palentina del obispo Conancio, prelado famoso por su sabiduría y santidad.

Terminada esta etapa de formación, fue ordenado sacerdote, pero quiso mayor perfección y se hizo monje y después ermitaño en el Bierzo donde tuvo muchos discípulos (entre ellos a san Valerio de Astorga), tantos que se pensó que se despoblaría el país. Todos admiraron la prudencia, la sabiduría y, sobre todo, la bondad, caridad y piedad de Fructuoso. Escribió una regla monástica inspirada en la de san Benito. En muchas ocasiones intentó alejarse de aquel género de vida porque eran ya tantos los que acudían a él que no le dejaban tiempo para entregarse a la oración, pero sus monjes se lo impidieron y le obligaron a abrir nuevas fundaciones en el norte de España y Portugal.

Con todos los que intentaron seguirle, Fructuoso fue tajante y claro: había que someterse a la regla y quien no fuese capaz de observarla que abandonase el monasterio. La regla hacía hincapié, sobre todo, en dos cosas: La vida de comunidad que era el quicio de toda su vida monacal y el profundo sentido de obediencia. Fue muy amante de hacer peregrinaciones a lugares sagrados con espíritu penitencial: al sepulcro de santa Eulalia de Mérida, Sevilla y Cádiz, para fundar nuevos centros monásticos y parece que hasta intentó visitar Tierra Santa y Egipto, pero no pudo ir a causa de la oposición del rey, temeroso por su vida. San Braulio, obispo de Zaragoza le llamó: "Brillante faro de la espiritualidad española". Fue nombrado obispo y abad de Dumio y en el X concilio de Toledo (656) fue nombrado metropolitano de Braga, en el reino de Galicia. Siguió su misma línea de piedad, austeridad y amor a la soledad, pero entregado al cuidado de su grey. Es el gran renovador de la espiritualidad del siglo VII en España con escritos poéticos y de orden disciplinar monástico. Está enterrado en la iglesia del monasterio de San Jerónimo el Real, en Santiago de Compostela.
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Martirologio Romano: En Escocia, san Magno, mártir, que, siendo príncipe de las Islas Órcadas, abrazó la fe cristiana y, encontrándose en dificultades con el rey de Noruega por acusaciones que se le habían hecho, se presentó desarmado a su colega en el gobierno para firmar la paz, siendo asesinado traicioneramente.

Conde de las Orcadas. Nació cerca de Erling, en las Orcadas. Parece que fue pirata antes de su conversión al cristianismo. Su primo Haakon fue exiliado a la corte de Noruega por su afan en intervenir en la política de su patria. Éste juró vengarse y convenció al soberano noruego de iniciar una guerra contra las Orcadas. Magno fue nombrado gobernador por el rey de Noruega, entonces señor supremo de las islas.

Magno se vio obligado a participar en las violentas incursiones sobre las costas occidentales de Escocia e Inglaterra. Cuando la flota noruega llegó a Anglesey, se encontró con las flotas inglesas y galesas, pero Magno decidió no convatir contra aquellos que no tenían la culpa. Fue apresado pero se escapó a Escocia. Arrepentido de su vida anterior, inició un periodo de oración y penitencia.

Al quedar vacante el gobierno de las Orcadas, Haakón quiso apoderarse ilegítimamente del poder y Magno no dudó en capitanear un ejército en contra de su primo. Durante un breve periodo los dos cohabitaron en una tregua no muy pacífica. Haakón, queriendo eliminar a su primo, lo invitó con engaños a una conferencia de paz. Hizo que lo mataran en Egilsay, Magno rechazó defenderse y murió orando por sus asesinos. El asesinato fue por razones políticas, pero fue considerado erróneamente como martirio a causa de la justicia, "per testimonium caritatis heroicis".
Está enterrado en la catedral de Kirkwall, en las Orcadas, que le fue dedicada. Su culto está difundido en Escocia, Islandia y las islas Feroe, donde numerosos milagros se le han atribuido a su intercesión.
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Martirologio Romano: En Sebourg, en Hainaut, san Drogón, pastor y peregrino por el Señor, que, buscando una vida sencilla y solitaria, acabó sus días recluso en una pequeña celda.

Nació en Epinoy, en la región francesa de Artoix, en el seno de noble familia de Flandes. Se quedó pronto huérfano ya que su padre murió antes de su nacimiento y su madre en el momento del parto. Cuando creció y supo estos acontecimientos de su nacimiento, se sintió culpable por la muerte de su madre y esto le llevó a una depresión. Se abandonó en manos de la Providencia, y cuando fue mayor de edad, inició una serie de peregrinaciones penitenciales, que le permitieron sus dificultades y sus escrúpulos.

A los 20 años repartió sus bienes a los pobres, y después de haber visitado varios lugares santos, se fue a servir como pastor de cerdos en casa de una dama virtuosa que vivía en Sebourg, cerca de Valenciennes. Pronto se difundió su fama de santidad y surgieron voces que le atribuyeron el don de la bilocación. Parece que fue visto en una Misa cuando estaba llevando a pastorear a las ovejas y así nació el dicho popular: “No siendo san Drogón, no se puede estar en dos sitios al mismo tiempo”.
Seis años estuvo en esta casa y después peregrinó a Roma. Enfermo de un mal físico incurable (una hernia), se construyó una choza a la sombra de una iglesia de Sebourg en Hainaut o Henao, Bélgica, donde vivió 45 años a pan y agua dedicado exclusivamente a la oración. Una leyenda narra que, hubo un incendio que destruyó gran parte de la iglesia y su celda, pero él fue encontrado ileso arrodillado entre las cenizas. Murió a los 84 años. Su tumba en Sebourg fue meta de peregrinaciones.
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Martirologio Romano: En Siena, de la Toscana, beato Joaquín, religioso de la Orden de los Siervos de María, que se distinguió por su devoción a la Virgen María y cumplió la ley de Cristo asumiendo el cuidado de los pobres.

Pertenecía a la familia de los Piccolomini de Siena. A la edad de catorce años tuvo un sueño en el que vio a la Virgen, que le decía: "Hijo dulcísimo, ven a mí: sé cuán grande es el amor que me tienes, y por esto te he tomado para siempre a mi servicio". Al despertar del sueño, movido por esta visión determinó firmemente entrar en la Orden de los Siervos de María.

Teniendo en cuenta que en esta época esta Congregación recién fundada era muy pobre y vivía con durísimas penitencias: sus Siete Fundadores vestían de negro en señal de luto por las discordias que habían en la ciudad de Florencia donde fue fundada. Tuvo por tanto la oposición de su familia, pero al final consiguió ingresar en el convento de Siena donde fue recibido por el general de la Orden, san Felipe Benizzi. Joaquín desde el momento en que entró decidió practicar la humildad, y por humildad practicó los más bajos oficios siempre viviendo una exquisita obediencia.

San Felipe lo mandó al convento de Arezzo, donde vivió un año entero. Un hecho se da en su vida: parece ser que un día cuidando a un enfermo éste le dijo que era muy fácil consolar a un enfermo y no sufrir la enfermedad, entonces nuestro beato pidió que éste se curase y a cambio él recibiera su enfermedad, como parece que así ocurrió; sufrió desde entonces una epilepsia y torturado de dolorosas llagas en las que los gusanos anidaban.

Sabiendo por revelación divina que se acercaba el día de su muerte, pidió al Altísimo que lo llamara el mismo día en que el Salvador pasó de este mundo al Padre. Y el jueves santo, un día antes de su muerte, hallándose junto a él todos los frailes, les dijo: "Hermanos muy queridos, he estado con vosotros durante treinta y tres años, los mismos que el Señor vivió en este mundo. He recibido de vosotros innumerables atenciones, y me habéis ayudado con gran solicitud, siempre que lo he necesitado, no encuentro palabras para expresaros mi agradecimiento: Jesucristo, el Señor, os recompense todo lo que habéis hecho por mí. Yo, por mi parte, mañana me separaré de vosotros. Os pido que roguéis al Señor por mí, pecador, a fin de que pueda entrar en su morada. Antes de separarme de vosotros, quiero que nos expresemos un gesto de mutua caridad". Y a continuación bebió con ellos un poco de vino.

El viernes santo, mientras se cantaba la pasión del Señor, llamó al prior y le dijo: "Reverendo padre, dentro de poco el Señor me llamará de este mundo: aunque ya ayer recibí el cuerpo del Señor con vosotros, reunid junto a mí a los hermanos y administradme los sacramentos, porque no quiero marcharme sin veros antes". El prior no dio mucha importante a estas palabras; no obstante, por lo que pudiera pasar, mandó llamar a cuatro frailes. Joaquín no cesaba de orar y mientras se cantaba la pasión del Señor, a las palabras: "inclinando la cabeza, entregó el espíritu elevando los ojos al cielo", en presencia de dichos hermanos, entregó su alma en el convento de Siena.
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Martirologio Romano: En Nevers, Francia, santa María Bernarda Soubiroux, virgen, que nacida en el pueblo de Lourdes en el seno de una paupérrima familia, todavía adolescente experimentó la presencia de la beata María Virgen Inmaculada y, a continuación, tomó el hábito religioso, llevó una vida de humildad escondida.

Nació en el molino de Boly en Lourdes, era hija del molinero, que vivían en una gran miseria; esta miseria hizo que la recogiera su nodriza María Lagües de Aravant, a cambio de cuidarle el rebaño; por una epidemia enfermó de asma, enfermedad que tendrá toda la vida. Esta mujer fue la que se ocupó de su educación religiosa. No llamó nunca la atención ni de niña ni de mayor. Apenas pudo frecuentar la escuela porque debía cuidar a sus hermanos más pequeños; su padre fue encarcelado porque al ser analfabeto lo engañaron y además se quedo tuerto y no podía atender a su familia como quisiera. Sus conocimientos eran pocos y pobres; no sabía leer ni escribir, ni conocía la lengua francesa; ignoraba el catecismo, y ella misma se consideraba entre las niñas de su edad como la última.

En 1858, cuando sólo contaba 14 años, recibió la visita de la Virgen en la gruta de Massabielle, mientras iba recoger leña acompañada por su hermana Toinette y su amiga Jeanne Baloum. Empezó para ella un calvario de desconfiados interrogatorios, amenazas, coacciones e insultos. Bernardette lo resistió todo con una dignidad y una paciencia que acabaron por impresionar a sus jueces; hasta que Lourdes se convirtió en un hecho de dimensiones universales y en cierto sentido para ella la situación empeoró: fue el cerco de las curiosidades indiscretas, los entusiasmos excesivos y las efusiones que hirieron su intimidad. Decía: “Me doy cuenta de que la Virgen Bendita me escogió porque soy la más ignorante.

Si hubiese encontrado alguien más ignorante que yo, la habría escogido. La Virgen Bendita me utilizó igual que a una escoba. ¿Qué haces con una escoba cuando has acabado de barrer? La pones de nuevo en su sitio, detrás de la puerta”. En un principio no supo quien era la persona que habla con ella y la llamaba en dialecto “Aquerñ” (eso, esa cosa), decía que era una “señora bellísima”, hasta que el 25 de febrero de 1858, María le ordenó que abriese un hoyo en el suelo y apareció un manantial de agua, que curará a los enfermos. El 25 de Marzo la aparición le comunicó que era la Inmaculada Concepción, el dogma se había promulgado el 8 de diciembre de 1854, y aquella ignorante no podía saber qué estaba diciendo, esto fue lo que dio credibilidad a las apariciones. El 3 de Junio de 1858, hizo su primera comunión. Se hizo una escultura de María tal como ella decía que era, pero Bernardette, no la reconoció.

El l 4 de Junio de 1866, cuando tenia 22 años ingresó en la vida religiosa de las Hermanas de la Caridad de Nevers en el convento de Saint Gildard, (por indicación del obispo de Nevers, convirtiéndose en sor María Bernarda, que sólo aspiraba vivir según la regla y a que la olvidaran, ahora su misión había terminado. Continuaron importunándola ("Vienen a verme como a un bicho raro") pero la hija del humildísimo molinero Soubiroux será una monja más, sacristana, enfermera, siempre luchando con el asma ("Mi trabajo es estar enferma") y murió de asma a los 36 años después de grandes incomprensiones por parte de la jerarquía eclesiástica. "Hubiera podido conseguir la abundancia con sólo abrir la mano a los regalos". Su superiora decía "no sirve para nada" o "No entiendo cómo la Virgen se ha fijado en Bernardita cuando las hay más agraciadas que ella en todos los aspectos". Su proceso de canonización se retrasó porque su maestra de novicias lo pidió expresamente hasta que ella muriera.
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San Leónidas y VII compañeras. s. III.
Martirologio Romano: En Corinto, de la Acaya, santos mártires Leónidas y siete compañeras: Carissa, Galina, Teodora, Nica, Nunecia, Callis y Basilisa, que, después de diversas torturas, fueron arrojados al mar.
Junto con Carisio, Calixto, Galina, Teodora, Nica, Nunecia, Calas y Basilisa. Eran nueve cristianos de Corintio que fueron ahogados.
La narración tradicional sobre este santo dice que era obispo de Atenas, y que fue arrestado en Trecén, en la Argólida, junto con siete mujeres; fue conducido a Corinto, donde el gobernador Venustus, como no los pudo hacer apostatar, los arrojó al mar luego de someterlos a torturas.

Esta noticia, aunque correcta en sus líneas fundamentales, tiene algunas variantes según las diversas fuentes: que Leónidas fuera obispo de Atenas es poco probable, ya que ninguno de los testimonios antiguos de su martirio lo señalan como tal; es más bien una convicción de los iconógrafos más tardíos, que lo han pintado con vestiduras episcopales. También el grupo de acompañantes tiene variaciones, a veces siete mujeres, a veces ocho confesores; sin embargo parece que en este caso lo correcto es el grupo de siete mujeres. El Sinaxario Constantinopolitano recoge estos nombres, de donde los ha tomado la redacción actual del Martirologio Romano. El nombre del gobernador, Venustus, es desconocido por otras fuentes, así como la época concreta en que sufrieron el martirio, pero que en todo caso no pasa del siglo III. El día oscila según las fuentes entre el 15 y el 17 de abril.
Un menologio antiguo indica que sufrieron el martirio en Corinto, que fueron arrojados al mar con una piedra al cuello, pero que los cristianos recuperaron sus cuerpo y los enterraron con honor de mártires, en el sitio donde luego se alzó una iglesia.

San Contardo d’Este "el Peregrino". (1216 - 1249).
Martirologio Romano: En Broni, cerca de Pavía, en Lombardía, conmemoración de san Contardo, peregrino, que escogió vivir en pobreza total y, habiendo iniciado el camino de Santiago, contrajo una enfermedad que le causó la muerte.
Nació en Ferrara, perteneciente a la familia de los príncipes de Este de Ferrara, señores de la ciudad. En los primeros años de su juventud, sintió la voz de Dios que le llamaba a abandonar las riquezas terrenas y el derecho de sucesión, para vivir en pobreza. Dejó Ferrara, con algunos compañeros, y renunció a su posición social, edificando con su fe y humildad a todos los que se encontraban. Quiso peregrinar a Compostela pero murió pobrísimo en Broni (Tortona). Sobre su tumba en la basílica menor de San Pedro Apóstol de Broni se obraron muchos milagros. San Contardo fue venerado con culto aprobado por el papa Pablo V y recibió indulgencias del papa Urbano VIII.

Arcángel Canetoli. Beato. (1460 - 1513).
Natural de Bolonia, en un mundo violento, lleno de asesinatos y rivalidades, que caracterizaban la Bolonia de sus días. Su propio padre y hermanos fueron asesinados cuando él era un infante. El 29 de septiembre de 1484 vistió el abito de los Canónigos Regulares de Santa María de Reno, en el convento del Santísimo Salvador de Venecia, donde tuvo el encargo de acoger a los peregrinos, llegando incluso a dar la bienvenida a quienes asesinaron a su padre y hermanos. Recibió la ordenación sacerdotal y en 1498 es trasladado al monasterio de San Ambrosio cerca de Gubbio.

Se pasó los siguientes doce años madurando en sabiduría y santidad, lo que notaban todos los que entraban en contacto con él, en quien encontraban una fuente inagotable de esperanza y valentía para los tiempos difíciles. Uno de los testigos dijo que "su santidad es como una luz que brilla siempre y en todas partes, y lo más hermoso y profundo es que aparece desde las sombras". Fue eminente por sus dones naturales y sobrenaturales.
La fama aumentó y Arcángel dejó el monasterio de San Ambrosio para atender a los que lo necesitaban. Ricos y pobres buscaban por igual su guía y su consejo. No aceptó el cargo de Arzobispo de Florencia, aunque se lo ofrecieron en más de una ocasión. Murió en Gubbio, con fama de ser el "apóstol de la vecindad".

Pedro Delépine, Juan Ménard y 24 compañeras. Beatos. M. 1794.
Martirologio Romano: En Avrillé, en Angers, Francia, beatos mártires Pedro Delépine, Juan Ménard y veinticuatro compañeras, que, casi todos campesinos, fueron fusilados durante la revolución francesa por odio a la fe cristiana.

Sus nombres son: Ana Maugrain, Francisca Micheneau (viuda Gillot), Francisca Suhard (viuda de Ménard), Juana Gourdon (viuda Moreau), Juana María Leduc de Paquier, Juana Onillon (viuda de L. Onillon), Juana Thomas (viuda de Delaunay), Magdalena Cady, Magdalena Saille, Margarita Robin, María Forestier, María Genoveva Poulain de la Forestrie, María Gingueneau (viuda de Couffard), María Lardeux, María Piou de Supiot, María Rochard, María Roger (viuda Chartier), Marta Poulain de la Forestrie, Pedrina Bourigault, Pedrina Laurent, Pedrina Renata Potier (viuda Turpault), Renata Bourgeois (viuda Jure), Renata Rigault de Papin, Renata Seichet (viuda Dacy).
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